Pasión o Metodología

¿Cuánto de pasión y metodología nos hace falta para alcanzar nuestros sueños?

¿Para alcanzar nuestra visión?,

¿Para cumplir con nuestra misión?

 

¿Será 100% Pasión | 0% Metodología?

¿Será 50% Pasión | 50% Metodología?

¿Será 0% Pasión | 100% Metodología?…

 

Varios ejemplos nos muestran que con Pasión y otros condimentos como Creatividad, Tenacidad y Persistencia todo se logra; que la metodología puede ir cambiando, corrigiéndose, siendo esto un elemento secundario que no condiciona el éxito del resultado.

Estos ejemplos nos estarían diciendo que la respuesta a las preguntas iniciales es de “100% Pasión | 0% Metodología”. Y se ve mucho en “Jóvenes Emprendedores con ideas brillantes de negocios”.

Sin embargo, en otros ejemplos y más aún en compañías multinacionales, nos encontramos con el opuesto. Compañías Aéreas, entre otras, donde la clave del éxito reside en la Metodología, en los Procedimientos y en donde la pasión de los recursos

humanos es cosmética, inclusive su reclutamiento, su selección y su plan de crecimiento son un procedimiento y siguen con una rigurosa metodología.

Este ejemplo nos estaría diciendo que la respuesta a las preguntas iniciales es de 0% Pasión | 100% Metodología.

Ahora, desde mi experiencia en el ámbito de la generación de proyectos de negocios, puedo decir que con un 100% de Pasión y sin Metodología los objetivos se pueden alcanzar, pero en un tiempo y con un costo muy elevado.

En un mercado tan competitivo como en el que vivimos, no sería sustentable. Y que con un 0% Pasión por más Metodología que se tenga, no podemos dar ni el primer paso.

Un Stakeholder (Inversores, Accionistas, Staff, Asesores, Proveedores, Clientes), se motiva si logra ver a un Capitán de embarcación con una clara  visión, un equipo de recursos humanos inducidos y motivados, objetivos a corto y mediano plazo alcanzables, una planificación y una hoja de ruta  bien trazada, capacidad de autocrítica y dinamismo y predisposición para corregir el rumbo.

Es por eso por lo que no se debe escatimar en ambos recursos y ponedle mucha pasión a una buena metodología.

Para ser Exitoso en los negocios, hace falta estos dos ingredientes: Metodología y Pasión. Ambos son primordiales y ninguno de ellos puede ausentarse.

La metodología no es más ni menos que el procedimiento, el paso a paso. Para el caso de un proyecto de negocios, de una StartUp es, por ejemplo, el Modelo Canvas o mi Plan [r]; se trata de barrer cada una de las áreas de interés del proyecto, analizar la problemática del mercado, desarrollar el producto o servicio, conocer la propuesta de valor, determinar el   Metamercado, los canales a utilizar para llegar a ellos, determinar alianzas y recursos claves para el negocio, establecer los métodos y cuantificación de la monetización, como así también, la estructura de costos de nuestro producto.

Por otra parte, es fundamental no perder de vista el segundo ingrediente, no menos importante, como lo es la Pasión.

Y pasión es aquello que generamos cuando deseamos algo enormemente.

El desear algo mucho, mucho, nos genera el combustible y la energía que nos mantiene esa persistencia, a flor de piel, que nos            mantiene siempre enérgicos para seguir adelante en este recorrido, que por momentos se transforma en una gran montaña rusa. Más de una vez, pensamos en dejar todo y buscar una alternativa en la sección de clasificados de empleos, pero esto no es una  opción válida para un emprendedor.

Sin Pasión se hace muy duro persistir…

Es una muy buena oportunidad para saber e investigar un poco más del significado de   Ikigai: Una razón para SER, un concepto japonés que no podemos ignorar. Te ayudará a distinguir tu Pasión, tu Misión, tu Profesión y tu Vocación. El lograr alinear a cada una de éstas, te hará conseguir tu Paz Interior.

 

 

Antonio Bonilla

El dinero es un medio, no un fin

“…El dinero no hace a la felicidad, pero genera una sensación tan pero tan parecida que sólo un especialista podría notar la diferencia…”

 

Esta es una frase de Woody Allen que he rescatado de mi experiencia en multinacionales enfocado en la generación de dinero. Mucho tiempo creí en esto hasta que entendí, como dice la canción:

“con el dinero se compra sexo, pero no amor, con dinero se compra una casa, pero no un hogar”.

El Dinero Motiva, pero no Inspira. Transformarte en un hombre de negocios tiene sentido, si entiendes y crees que el dinero es un recurso necesario para adquirir aquellas cosas que quieres tener.

Y si ese fin lo puedes lograr sin dinero, bienvenido sea, te habrás ahorrado el trabajo de ganar ese dinero.

Recuerda que rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita. Las personas necesitan dinero para satisfacer necesidades insatisfechas y más lo requieren cuantas más necesidades insatisfechas poseen.

En los emprendedores hay más necesidades de trascendencia que de pertenencia, por lo cual, se debe tener cuidado en las técnicas que se utiliza para generar motivación. El emprendedor no se motiva por dinero, sino por lo que obtendrá a través de este.

Busca la motivación en la pregunta:

¿Qué haré cuando consiga el dinero, para qué lo quiero?

En la respuesta encontrarás el recurso de motivación.

El dinero que se obtiene de las Ventas es la consecuencia de una excelente Estrategia, y si no tienes estrategia en tu negocio, créeme, es “pan para hoy y hambre para mañana”.

El Para Qué haces lo que haces es vital para el Propósito de tu empresa. Es decir, querer de corazón, que te salga de tus entrañas. Esos sentimientos internos Intangibles que quieren ayudar y transformar a tu cliente objetivo, y además disfrutando en el camino con una sonrisa de oreja a oreja.

El verdadero fin es el crecimiento Personal, Profesional y Espiritual de las personas que integran un equipo y si lo entiendes así, podrás lograr mucho más que resultados tangibles.

 

Antonio Bonilla

El Síndrome del Impostor

Mi profesión de Mentor de Empresarios conecta con distintos profesionales que han cursado varios años de Universidad y puedo afirmar taxativamente, que no hay profesión que no entregue a la sociedad Diplomados de cada rama que no sufra del Síndrome del Impostor.

Puedo contar interminables casos de médicos, abogados, arquitectos y aún Decanos de la Universidad, que tienen un título pero que no se sienten capaces (o suficientemente capacitados), como para ejercer la profesión. En el caso del Decano universitario, con un título y con muchos años de profesión, puede sentir que no está a la altura de los requisitos y demandas de su nuevo cargo o responsabilidad.

Un cliente con una importante carrera universitaria, muy capaz e inteligente, me dijo esto y me dejé helado:

 

“Intuyo que pronto descubrirán que soy un fraude y que todas las virtudes que me atribuyen son fruto de un error, de una coincidencia, de una solemne equivocación. Soy un engaño, y de un momento a otro todo el mundo lo sabrá… ¿Soy un impostor?

… Pronto verán que mi éxito era equivocado. No soy tan inteligente como suponían”

 

Existen muchas historias de actores y actrices famosos que sienten lo mismo. Aún ganando premios y el reconocimiento de sus pares y del público, la duda los carcome y su autoestima va empeorando y cuanto más son celebrados, más hondo caen en su desesperación.

Pero no es un trastorno de gente exitosa o famosa, sino un malestar por el que pasan millones de mujeres y hombres en todo el mundo. El término, hasta cierto punto ambiguo en su definición, fue acuñado en el 1978 y engloba diferentes tipos de individuos y profesiones.

Algunos de los síntomas pueden ser; pérdida de la autoestima, desconfianza de uno mism@, inseguridad, presión del entorno y flaqueza ante los mensajes de éxito y fracaso que lanza la oferta de diplomas y cursos.

El síndrome o la simple experiencia de sentirse un impostor es una emoción incapacitante, puesto que puede afectar a la libre expresión de la creatividad y suponer un obstáculo para el desarrollo profesional y personal y además, también puede provocar diversos síntomas desagradables como la ansiedad o el insomnio.

Yo también pasé por cuestionarme quién validaba lo que yo estaba haciendo, ya que no había ninguna institución que lo hiciera. También pasé por sentir el síndrome del impostor cuando no podía presentar ningún título de mentor. Entonces, ¿Cómo me enfrenté y cómo resolví ese conflicto? ¿Y qué respuesta tengo para los jóvenes emprendedores que estudian y que temen no hacer bien su trabajo, que se cuestionan si sirven o no en el fondo, para este tipo de trabajo?

Y la respuesta que tengo es… la validación y el confiar en mí mismo, sólo vienen de la práctica y del trabajo. Se hace camino al andar, como dijo Antonio Machado. En la Mentoría, se hace camino andando, con la práctica, con la experiencia y con la consciencia limpia de que seguimos estudiando y aprendiendo.

Yo supe que mi trabajo era efectivo cuando vi los cambios y avances en mis clientes, que evolucionaron que cambiaron su vida, que salieron del lugar donde estaban estancados y pudieron seguir y caminar hacia adelante.

Lo sé por los clientes que volvieron años más tarde, todavía agradecidos, que me buscaron para resolver otros diferentes asuntos, nuevos desafíos a años luz de aquellos por los que me consultaron antes.

¿En qué sirvió mi Mentoría en las vidas de otras personas? Cuando me preguntan eso me acuerdo de aquel empresario de mi barrio que fue uno de mis tantos clientes, que ya había conseguido lo que creía necesitar, pero que nunca terminó la secundaria.

Y quien a los 35 años comenzaba tempranamente la Crisis de la Mediana Edad se sentía muy viejo y no veía el sentido a su vida. Gracias a mi trabajo como su Mentor, volvió a la escuela y salió del pozo en el que se había arrinconado solo, por no sentirse capaz (cuando lo era), por no tener esperanzas porque había internalizado que las mejoras no eran para él, que ya había dado «la vuelta al jamón».

Ahí el Síndrome del Impostor había plantado su semillita, recordándole que todo lo que tenía construido estaba sobre arena movediza, porque él no era “suficientemente inteligente”. Esa confianza que le ayudé a recuperar, de que sí podía encarar el desafío, que no solo podía como que debía. Mi acompañamiento y trabajo, en cosas tanto prácticas como internas, hizo con que un día me llamara y orgulloso para contarme que acababa de recibir su diploma, lo que me llena hasta el día de hoy de orgullo.

Su vida y su yo,  ya no podían volver al lugar pequeño y reducido donde había estado en el pasado, ahora, era ubicarse en su entorno real y a vivir nuevos sueños y  desafíos.

Antonio Bonilla

DAFO (Interno y Externo a la Empresa)

Si eres emprendedor, no puedes ignorar el concepto DAFO. Es una idea general y para que luego puedas ampliarla con lecturas específicas de Marketing.

Personalmente, siempre me enfoco en hacer y recomendar que los modelos de empresas tengan valor para que puedan ser perdurables en el tiempo. Es por eso por lo que el “Base Value Management” es siempre mi horizonte.

 

 

Es importante tener en cuenta que la “F” (Fortalezas) y la “D” (Debilidades) son internas de la empresa, donde el Director tiene absoluta responsabilidad y posibilidad para modificarlas. Trabajar sobre los Procedimientos, Estándares, Entrenamiento del Staff, Posicionamiento de Marca, Sistemas de Calidad, Capacidad Financiera pone a la empresa en el mejor estado competitivo, sea lo que sea que esté ocurriendo en el mercado. Quizás no sea suficiente para sobrevivir en un país en crisis, pero ayudará a dar batalla a la situación y será una de las últimas con probabilidad de caer.

Tal como le decía un cazador a otro mientras se ponía las zapatillas al ver a un león que se disponía a atraparlos:

 

…»Con las zapatillas no pretendo ser más rápido que el león, sólo pretendo ser más rápido que tu” …

 

Por otra parte, debes saber que la “O” (Oportunidades) y la “A” (Amenazas) son externa a la empresa y que el Manager lo único que puede hacer es aprovecharlas y evitarlas respectivamente, pero no puede influir en gran escala para modificarlas. Oportunidades como un € ó $ alto para  los exportadores o bajo para los importadores, no deberían ser la clave del éxito de ningún negocio, puesto que esto puede cambiar del día a la noche y de esa forma desmoronar la empresa. Con las amenazas, sólo podemos protegernos y minimiza sus daños, tenemos que preocuparnos y ocuparnos, no tiene sentido victimizarse y adjudicar nuestra falta de previsión a sus efectos.

Recuerda que las Fortalezas deben utilizarse; las Oportunidades, aprovecharse; las Debilidades, eliminarse y las Amenazas deben sortearse

Aquí te dejo una guía para que tengas en cuenta algunas variables al momento de hacer tu análisis.

Las Fortalezas y Debilidades surgen de la observación en el desempeño de 13 variables internas,   al día de hoy:

 

 

Las columnas sirven para evaluar la situación de cada variable, siendo – – muy inferior, – inferior, N neutra, + superior, + + muy superior.

Todo lo que evaluemos a la izquierda de Neutra       serán las debilidades. Lo que evaluemos a la derecha de Neutra serán las fortalezas.

Gente: ¿Tenemos la gente que nuestro negocio requiere? ¿Nos sobra o nos falta personal? ¿Están asignados a un rol funcional?

Productivos: ¿Cómo se encuentran los procesos?

¿Cómo están los equipos?   ¿Tenemos recursos de fabricación?   ¿Logística de output?

Financieros: ¿Qué costo financiero estamos pagando?

Infraestructura: ¿Depósito?    ¿Flota de transporte?   ¿Edificios?

Marca: ¿Cómo se diferencia nuestra marca?

Mística: ¿Cómo es el sentido de pertenencia de nuestros clientes? ¿Cómo es la matriz relacional- emocional?

Crédito: ¿Cómo es la credibilidad con los bancos, proveedores, sindicatos, distribuidores?

Tiempo: ¿Cuál es el impacto temporal de nuestras decisiones? ¿Podemos anticiparnos a la competencia? ¿Somos competitivos?

Información: ¿Disponemos información de los mercados, de los desarrollos tecnológicos internacionales, de lo que otras empresas hacen en el mundo, de las mejores prácticas?

Tecnología: ¿Qué es lo que sabemos hacer? ¿Cómo son nuestras competencias y conductas, habilidades, recursos humanos, comunicación, gestión de proyectos?

Estabilidad: ¿Cómo fluctúan nuestros resultados? A mayor fluctuación, mayor es el riesgo.

Organización: ¿Tenemos la capacidad de lograr una visión comprendida, compartida, comprometida?   ¿Hay un sentido del todo, de la unidad?

Maniobra: ¿Cómo es nuestra capacidad innovación; cambio; proactividad cultural, administrativa, productiva y financiera?  ¿Cómo es nuestra plasticidad, nuestra libertad de acción?

Para observar las Oportunidades y Amenazas, las variables externas son:

 

 

Impacto externo: ¿Cómo son las variables económicas, demográficas, tecnológicas, políticas, legales, sociales, culturales, ambientales, comunicacionales?

Envergadura y Tasa de Crecimiento: ¿Cómo es el tamaño actual del negocio y su dinámica esperable en el transcurso del tiempo?

Nivel de Rivalidad: ¿Hay fricción competitiva entre competidores? ¿Cómo compiten? ¿Podemos competir en ese plano?

Presión de sustitutos: ¿Hay competidores indirectos? Por ejemplo, si vendemos Notebooks para viajeros, una PC de escritorio no sería competencia, sin embargo, un buen libro, una película o dormir podrían ser competidores sustitutos.

Barreras de Entrada: ¿Cómo son las barreras para ingresar en el negocio para quienes quieran iniciar sus actividades? Si ya estamos en el negocio, nos conviene que las barreras sean altas, si todavía no estamos en el negocio, nos conviene que estas barreras sean bajas.

Barreras de Salida: Si nos va mal en nuestro negocio   ¿Podremos abandonar el mercado sin graves consecuencias?…   ¿Podremos dejar de producir?

Poder de negociación del proveedor:  ¿Quién manda?  ¿Quién impone las condiciones al momento de negociar?

Poder de negociación del canal: ¿Quién tiene mayor poder de negociación?   ¿Nosotros o los intermediarios entre nosotros y el cliente?

Poder de negociación del cliente final: ¿El cliente final nos percibe como mejores, diferentes; tracciona por nuestra marca?… ¿Es indiferente a cualquier marca, nos obliga a competir por precio? ¿Tenemos un cliente fiel?

Compatibilidad cultural: ¿Nuestros valores, ideas guía, la matriz relacional-emocional, creencias y mapas mentales son compatibles con los requeridos, para ser rentable en el negocio?

Compatibilidad tecnológica: ¿Disponemos de la tecnología de fabricación, distribución y venta requeridas para ser rentables en el negocio?

Tamaño de la apuesta: ¿Ponemos en juego cantidad y calidad de recursos invertidos?

Una vez concluido el diagnóstico, es importante que des prioridad a las iniciativas que surgen a partir de lo que se observa para intervenir. Crea una estrategia que permita impulsar el negocio, en un proceso funcional.

 

Antonio Bonilla